Bécquer traía un ramo de rosas
para llenar galante el jarrón del piano.
León Felipe traía la furia del Viento
el canto rodado,la piedra pequeña.
Lope de Vega venía perdido en sus soledades
filosofando filósofos sus versos.
Machado traía andados muchos caminos
mientras la lluvia sacudía los cristales.
Baudelaire acompañaba a dos condenadas
el amor improductivo en sus pechos inflamados.
Alberti traía Ángeles marineros
de su bahía ardiente de Cádiz.
Neruda traía un mar y unas Campanas
del profundo Chile enverdecido.
Whitman traía toda su alegría
como un enorme niño grande
anunciando el amor entre los hombres.
Lorca un garbo de aceitunas
y limones entre gitanos.
Rubén Darío traía un cuento
y un palacio de Diamantes
tambien un kiosko de malaquita.
Aquí los traigo yo uncidos
a su verso inmortal encadenados
como cuerda de presos libres
sólo de sus sueños esclavos.
Otros tantos yo trajera atados
pero se me van escapando y
no habría tanto papel para nombrarlos.