Suena la sonata de Vinteuil y
Albertina arrastra su bicicleta
por la playa de Balbec.
En las ensoñaciones de Proust
yo me hundo en un pasado ido
de grandes marquesas y aire normando:
Combray,Balbec,Méséglise...
La paleta de Elstir tan delicada
y la nostalgia de amores inexistentes,
sólo la imaginación y el deseo.
Noches de insomnio y cafés
el tiempo a la contra,enemigo
para culminar la gran obra y
un judio,homosexual y sensible
describiendo la sinfonía del mar
y de las flores, las delicadas corolas.
¿Dónde estás Marcel Proust?
en que mundo pudiente te perdiste
dónde tu mundo galante y
la reivindicación de Dreyfus.
Gilberta,Albertina,Andrea...
El andamiaje de los celos
como un deseo enfermizo,
la lectura fatigada y atenta
y la tristeza profunda anidando
en el corazón de almas sensibles.
Qué fué de tí,Marcel Proust,
que fué de esa Francia inmensa
de poetas y escritores,decadente.
Se fué toda una época
de sueños y exclusividades,
seres privilegiados y exquisitos
se fué para siempre tu voz.
Por el camino de Swann
llegamos a las muchachas en flor
y el mundo de Guermantes,
el Basin que todos quisimos ser
y el mundo de Guermantes,
el Basin que todos quisimos ser
y despues el tormento,los celos
y el deseo imposible de atrapar
a la mujer en una jaula de oro.
Vamos a soñar contigo,Marcel
un mundo tan lleno de sensibilidad
de esa naturaleza enfermiza
que nos explica todo.