Enredando en la trastienda
de mi conciencia dormida
entre polvo y antiguallas,
desván de un remoto pasado,
encontré una hermosa reliquia
de los tiempos de mi infancia.
Era un bonito juguete
que tenía rotas sus alas
no funcionaban sus cuerdas
parecía una guitarra desafinada:
Era la ilusión de un niño
la pura luz de su mirada
cuando creía que el mundo
era un solar entrañable
un campo de juegos sín fín
en la interminable mañana...
Lo cogí entre mis manos
con tal unción y temblando
¡cuando fué la última vez!
que yo estuve ilusionado
dónde esa límpia mirada...
Y armado de valor y alegría
lo baje para mi casa
voy a ver si recupero
tantas ilusiones perdidas
la inocencia en la mirada...
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